¿Cómo mejorar las relaciones familia-escuela? (Escuela)

Los centros educativos deben concebirse como comunidades donde se relacionan y se comunican las familias, el profesorado y el entorno. Sólo así es posible su función educativa:
  1. Estas relaciones deben ser de coordinación, no de subordinación. Para ello es necesario un diálogo de igual a igual entre las familias y el personal del centro escolar. Es preciso consensuar el papel que deben desempeñar tanto el profesorado como las familias. 
  2. Se debe tener muy en cuenta la experiencia previa de las personas adultas:
 • La historia escolar de cada persona en su país de origen influirá en el modo de percibir la relación con la escuela y los docentes en el país de acogida. No olvidemos que cada país y cada sistema escolar tiene un modo de entender lo que es correcto. 
• El contexto social y económico en que se encuentren las familias también condiciona las actitudes hacia la escuela, sus expectativas en la educación, su implicación en el proyecto educativo y la relación con las y los profesionales.

     3. Para unas buenas relaciones, se debe informar y formar: debemos dar cabida a nuevas estrategias y herramientas que capaciten al profesorado en el aspecto relacional inherente al hecho educativo. 
    4.  La clave son las relaciones personales: la relación familia-profesorado, familia-resto de familias, AMPA, siempre se produce entre personas. Esto implica cercanía, empatía, interés por conocer, afecto, disponibilidad.
 • Debemos primar la comunicación por encima de la simple información: 
- Posibilitar la expresión de las familias. 
- Crear espacios donde puedan liberarse de sentimientos de inferioridad. 
- Escuchar sus inquietudes y preocupaciones. 
- Ayudar e informar en lo que las familias necesitan. 
- Valorar sus esfuerzos
- No limitarse a crear espacios de información, sino también de formación y de toma de decisiones (comisiones mixtas, formación de familiares, colaboración en las aulas...) 
• Debemos interesarnos por las expectativas de las familias respecto a la escuela. Las familias inmigradas están en fase de adaptación, construyendo un proyecto migratorio que influye en la importancia que dan a la escolarización de sus hijas e hijos. Ante esta situación, el centro educativo debe mostrar interés real por conocer, apertura y diálogo. Y debe tener en cuenta que el interés por la educación no se limita a aprobar exámenes y pasar de curso.  

 Para entendernos, primero debemos conocernos; se debe potenciar el conocimiento mutuo, tanto entre el alumnado como entre las familias. Recoger los intereses y necesidades sociales y culturales de las familias. Garantizar espacios de encuentro fuera del horario lectivo. Generar experiencias de solidaridad. Incluir referencias a su realidad en el currículo.

Adaptemos la escuela a las familias, no al revés; debemos adaptar las dinámicas del centro educativo a la realidad laboral de las familias. No se puede ignorar la diferencia de disponibilidades y horarios laborales de las familias a la hora de organizar el centro. Aquellos horarios que sean problemáticos para las familias (la apertura y el cierre de puertas, el tiempo que pueden permanecer en el espacio del centro, los horarios de tutorías, etc.) deberían ser ajustados de acuerdo con esa disponibilidad.

Bibliografía:

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