¿Podrían ser evitables numerosos casos de acoso escolar?

 Según las estadísticas, el suicidio es la tercera causa de muerte entre niños, adolescentes y jóvenes mayores de 10 años y menores de 30 años. Uno de cada cuatro suicidios se da en menores de 25 años.


El asunto es verdaderamente preocupante. Es ante todo un grave problema social. El suicidio previsible de un sólo adolescente nos hace a toda la sociedad cómplices de su consumación; y cualquier esfuerzo que pueda hacerse para reducir estas cifras es una responsabilidad social irrenunciable. Es además un problema de salud pública con un enorme coste humano y económico. El daño personal y social que provocan en términos de dolor a sus familiares y allegados justifica además la mayor atención a este problema y la no aceptación de ninguna tasa de suicidio superior a cero en adolescentes y jóvenes.

En el centro educativo es donde se mueven más casos de bullying o acoso que pueden llevar desgraciadamente al suicidio, por ello, resulta necesaria la prevención social orientada a la reducción de los factores de riesgo y al refuerzo de los factores de protección desde los centros educativos.






¿Se podrían evitar algunos casos de acoso escolar y sus derivados?

Desarrollar y mejorar las condiciones que necesita el alumnado para atravesar la etapa de aprendizaje, detectando y trabajando para superar los factores de riesgo que incidan desfavorablemente en esta etapa, mediante el desarrollo de la inteligencia emocional, la educación en valores, la promoción de la igualdad de oportunidades y de trato, el cambio de la conciencia social hacia los alumnos y alumnas con diversidad funcional y al mismo tiempo trabajando con ellos el empoderamiento y la autonomía, para poder salvar por si mismos los obstáculos.

Trabajar con las familias potenciando estilos educativos saludables que promuevan el desarrollo integral del menor y el joven, impulsando la creación y dinamización de espacios de formación, mediante el apoyo y asesoramiento a los grupos y asociaciones de madres y padres y la creación de escuelas de familia. Igualmente en la valoración del contexto socio-familiar del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, estableciendo objetivos conjuntamente desde la familia y desde el centro educativo.

Trabajar con el profesorado realizando funciones de información, formación, asesoramiento, seguimiento y coordinación para generar respuestas educativas integradoras, estableciendo objetivos realizables en coordinación con los equipos educativos multidisciplinares e interdisciplinares, y con las redes de protección social externas al contexto educativo realizando funciones de coordinación y cooperación.

Desarrollar campañas de sensibilización e información a la ciudadanía, más en concreto a profesionales de la educación, padres y madres, alumnos y alumnas, para la prevención y atención a las situaciones negativas que afectan al desarrollo de nuestros menores y jóvenes, así como el fortalecimiento de aspectos físicos, emocionales e intelectuales para mejorar su calidad de vida y desarrollo de principios y valores, que contribuyan a la convivencia, la justicia  y el desarrollo del trabajo colaborativo en grupo, garantizando el funcionamiento de la cohesión social, para impulsar actividades de movilización, generación de cambios de actitud, de promoción de acciones de conjunto y sobre todo para establecer los protocolos de actuación ante las situaciones anteriormente mencionadas.











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